Sin pretender demonizar a lugares o colectivos de gentes, quiero manifestar mi total repulsa hacia cierto comportamiento, que por desgracia es muy común en las zonas rurales, y que salvo honrosas excepciones, tienen lugar en ciertos pueblos y aldeas, cuyas gentes siempre han sido tenidas por sociables,  respetadas, queridas, afables  y nobles  y que desde hace un tiempo se han convertido en un teatro  del cotilleo, enfangado en una idiosincrasia, donde los cuentos, los infundíos, las habladurías, y las murmuraciones,  son el  quehacer de cada día, muchas veces, producto de la mala fe, el resentimiento, el rencor, la envidia, y el odio a la inteligencia.

Todo ello supeditado, por supuesto, a que,  los que con sus cotilleos, habladurías, chismes, infundíos y murmuraciones, difamen, calumnien o injurien, tengan que responder ante los tribunales de justicia.

Muestra de la intolerancia, el rencor y la maldad, ha sido un hecho ocurrido recientemente en Facebook, cuando una persona se ofendió y me amenazó por compartir una foto "públicada" en las redes sociales,  no por compartirla, sino porque era yo el que la compartía. Ante este odio visceral fruto de juicios premeditados, malentendidos y pábulo a los pregoneros de mala conciencia, solo puedo mostrar mi estupor y desconcierto, ante gentes que han negado su afabilidad y sociabilidad en aras de los infundios, cuentos, calumnias y murmuraciones y que no hacen sino enturbiar mas las buenas relaciones que deben caracterizar la buena convivencia entre vecinos del pueblo.