ESPACIO DE OPINIÓN


 

Así se vacían los pueblos

Una crónica anunciada

El 77% de los municipios de la comunidad de Castilla León están en fase de despoblación. Casi un 27% en riesgo de abandono y un 6% ya están totalmente despoblados. Nueve de cada 10 localidades castellano leonesas han perdido población en los últimos 20 años y lo peor es que muchos de ellos están condenados a desparecer si no se hace nada para impedirlo. Esta pérdida de habitantes provoca daños colaterales para los que se quedan a vivir en los pueblos, pues provoca que en los mismos cada vez haya menos servicios.

 Este despoblamiento tiene su inicio en el desarrollo industrial de las grandes ciudades especialmente en el País Vasco, Cataluña  y Madrid lo que llevó a cientos de miles de personas a emigrar en busca de mejores oportunidades, sobre todo los de clase mas humilde. Claro, mientras siguieran naciendo niños no habría problema, hasta que esto cambió. En mas del 55% de de los pueblos de la zona rural no nacen niños desde hace 10 años y la primera consecuencia es el cierre de las escuelas.

Se agravó la situación poblacional, cuando todos esos jóvenes que salían a estudiar en otras ciudades, debían buscarse la actividad laboral acorde con su formación en las grandes ciudades, algo que no existía en los pueblos. En cierto momento la llegada de migrantes pareció paliar el déficit poblacional, pero fue solo un espejismo, pues las oportunidades de ocio, trabajo y estudio estaba fuera de los pueblos.

La situación se ha agravado tanto que muchos de los pueblos han llegado au punto sin retorno y es muy difícil revertir el proceso. Ya no quedan jóvenes que puedan tener hijos y la población va envejeciendo  y muriendo sin que esas pérdidas en el contexto poblacional se recuperen. Lo malo es que ni impulsando políticas para fomentar la natalidad tienen efecto. El grave problema es que la economía de las zonas rurales son incapaces de generar empleos ni para los que viven en los pueblos, ya que la mayoría son jubilados.

Las consecuencias de esta situación llevan a la despoblación de muchos pueblos de las zonas rurales que se traduce en cierres masivos de centros médicos y de urgencias, bares, comercios,  oficinas bancarias y cajeros, farmacias, coberturas de Internet  e infraestructuras  de todo tipo lo que hace que la vida sea cada vez mas difícil  para los que deciden quedarse en los pueblos o no tienen otra alternativa. La gente de estos pueblos cada vez tienen menos servicios públicos de calidad, perdiendo de forma evidente calidad de vida, otro factor que empuja a los jóvenes a emigrar a las grandes ciudades.

Como dije al principio, es una crónica anunciada hace ya tiempo. Los que vivimos en la grandes ciudades, nos ilusiona volver a los pueblos, en vacaciones, en fiestas y en los veranos, pues son santuarios de paz, sosiego y serenidad, donde la afabilidad y cercanía de sus gentes y su entorno natural, los hace lugares ideales para disfrutar de ellos. ¿Pero y los que se quedan todo el año? Pues hay que apoyarles con todos los medios posibles o también terminarán por irse.