El despilfarro
público
La UE nos avisa. Si se siguen subiendo sueldos
públicos y pensiones, incurriendo en un crecimiento desmedido del gasto
corriente, corremos el riesgo de que nuestra deuda hipoteque el futuro del
gasto público, independiente de las ayudas europeas, y que nuestro déficit
siga aumentando de forma insostenible, lo que obligará, si o sí, al gobierno
a iniciar una serie de recortes en gasto social, que afectará a la población
mas desfavorecida, si no quiere verse obligado a solicitar el rescate.
Cojonudo.
Mientras, Gobierno
central, autonómicos e incluso Ayuntamientos, nombran a
dedo los asesores que les vien en gana, con estupendos
sueldos a cargo del erario público, al tiempo que
millones de ciudadanos no llegan a fin de mes y mas de 3
millones deben acudir a los comedores sociales para
sobrevivir. !!Que vergüenza!!
He
recortado este articulo de Arturo Pérez Reverte (un genio), donde analiza de
forma fría, ácida, áspera, pero catártica e indignada, y pone el foco de atención en el despilfarro
y desbarajuste en las cuentas del Estado, que todos los ciudadanos nutrimos
con nuestros impuestos. Es largo, pero merece la pena leerlo.
Los ciudadanos expoliados y el desbarajuste
administrativo, ni tocarlo
A ver si lo he entendido, señor
presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si
lo entiendo. Insisto.
Alemania tiene 80 millones de fulanos y
150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin
contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan
políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo
nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas.
Señor presidente.
¿Para qué sirven 390 senadores (con la
brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki
Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de
Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15
asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para
dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios
autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que
cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional,
repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos
cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la
mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de
Letras.
En vista de eso, ¿cómo es
posible que el Gobierno de este putiferio de sanguijuelas y sanguijuelos se
la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a
esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la
Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de
verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa,
desvergonzada y manifiestamente incompetente?
A ese negocio autonómico absurdo e
insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente
desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores
del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios
casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo
es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros.
No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra
imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad
ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de
Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y
abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos
políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en
cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes,
todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea
del color que sea, cuando confiese públicamente que este
Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor
presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran
pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta
barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola,
adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el
negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a
limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos
autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo,
dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para
servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente.
Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como
el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya
imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía
respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su
propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor
presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada
vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio
autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición
si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá
yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco
millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus
desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más
pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para
olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va
la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le
vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del
pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías
autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De
hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando
a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución,
después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una
puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común
reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo. Qué a gusto me he quedado esta
tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche
me emborracho. Como Gardel en el tango. Fiera venganza la del
tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para
este pasaje". Vayánse Sres. diputados y senadores, sanguijuelas,
todos a la mierda.