CARBÓN
Muchos son los agravios que se han cometido y continúan cometiéndose, profundamente miserables, denigrantes, vejatorios, inmorales, injustos y deshonestos, por eso y siguiendo la tradición de regalos navideños, hoy quiero enviar carbón porque se lo merecen:
A aquellas personas que siguen creyéndose el foco de atención y solo son el ojo del culo de de su limitado espacio.
Para aquellos que siguen aferrándose a esa idiosincrasia en la que el rencor, la inquina, la envidia y la falta de inteligencia son sus mejores virtudes.
A todas aquellas que se han enfangado en el lodazal de los insultos, los cuentos, infundios, las calumnias y las injurias, demostrando su miseria moral y su falta de empatía y de carisma personal.
Y a esos que creyéndose poseedores del pensamiento único, han tratado de imponer mediante la manipulación, el engaño y la embaucación su opinión a todos aquellos faltos de criterio propio, faltos de personalidad y leguleyos lameculos, dignos de desprecio y pena.
Y para aquellos que agitan instintos primarios y una maldad extrema, aflorando sus viejos rencores y una envidia malsana, enfangada en el lodazal de la malicia, la prepotencia, el egocentrismo y la envidia, que agitan instintos primarios y una maldad extrema, propias de personas que hace tiempo perdieron todo atisbo de altruismo, generosidad, concordia, entendimiento y paz.
Para aquellos que han convertido sus vidas y su entorno en un teatro del cotilleo, enfangado en una idiosincrasia, donde los cuentos, los infundíos, las habladurías, y las murmuraciones, son el quehacer de cada día, muchas veces, producto de la mala fe, el resentimiento, el rencor, la envidia, y el odio a la inteligencia.
Para los que con sus cuentos, calumnias y murmuraciones, siguen creando una ambiente tenso y enrarecido enfangándose en el cotilleo mas burdo, grosero e inmoral, de forma miserable, ruin y mezquina y que de forma solapada siguen produciéndose, porque no hacen sino enturbiar mas, las buenas relaciones que deben caracterizar la buena convivencia entre vecinos del pueblo.
A aquellas, cuya ingratitud, envidia malsana y un resentimiento visceral han creado un ambiente tenso y enrarecido, donde su hipocresía y doble moral las vuelve poco fiables y cuya lealtad y proceder, han quedado evidentemente en entredicho.
Y carbón para aquella, (responsable de todo lo acontecido), que pudiendo sujetar las bridas de sus caballos, prefirió que se desbocaran, contribuyendo con ello a crear una situación irreversible y, ya irreparable y que tendrá como toda acción, su reacción y consecuencias en un futuro.