La aparición de las primeras bodegas tradicionales se remonta  al tiempo de la reconquista, durante la repoblación de la meseta castellana, fenómeno especialmente observable a lo largo de la ribera del Duero. Eran construcciones escavadas debajo de las casas, con una doble función; de almacenamiento y conservación de alimentos y la de defensa ante posibles ataques. En la Edad Media la población estaba más asentada, con núcleos de población que crecían alrededor de los castillos, dedicados a la defensa, y los monasterios, que impulsaron la ampliación del viñedo. Compitiendo con el cereal, la superficie de viñedo va creciendo, al mismo tiempo que el vino entra a formar parte de la dieta diaria. La construcción de un número creciente de bodegas familiares duró desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. La función era la misma para todas las bodegas; elaborar y/o almacenar vino y un lugar de encuentro para reuniones sociales, algo que sigue sucediendo hoy día. Las uvas procedían de majuelos familiares, transmitidos muchas veces de padres a hijos. Durante la vendimia, las uvas eran transportadas hasta los lagares, generalmente comunes, de uso para todo el pueblo, repartidos por el municipio. El mosto o el vino a medio hacer se trasladaba en pellejos y odres a las bodegas, donde acababa la fermentación y se almacenaba. Son profundas, entre 6 y 8 metros, pudiendo llegar a los 12. Son construcciones humildes, muchas veces talladas en roca viva, realizadas por los propietarios, ocupando bajo tierra la superficie edificada en el exterior. Y aunque hoy día ha cambiado su aspecto, con casetas merenderos, siguen siendo utilizadas tanto por mayores, como  por los jóvenes que organizan sus fiestas y barbacoas, disfrutando como lo hacían antes nuestros padres y nuestros abuelos.

No están todas las que son, ni son todas las que están

 

                   

                   

                   

                 

                 

                 

                 

                 

 

                  

                  

                  

                   

                   

                   

                    

                   

                  

                  

                   

                   

                   

                   

                   

                   

                    

                    

                      

                  

                   

                 

                 

                 

                

               

                

 

 

Proceso de elaboración del vino


El proceso de obtención de la pasta para iniciar el proceso de fermentación consta de cuatro etapas:
 

  1. Vendimia. Una vez que la uva ha alcanzado la maduración deseada se realiza la recogida de la uva, normalmente en los meses de septiembre u octubre en Europa. Es importante realizar una selección del fruto sano separándolo del dañado.

  2. Transporte a la bodega. Es un momento delicado que debe realizarse de la forma menos agresiva, evitando que el grano de uva sufra presiones excesivas y se rompa, provocando fermentaciones tempranas.

  3. Descarga. Se realiza sobre la "tolva de recepción", una especie de pirámide truncada invertida, que irá acumulando la uva sobre una cinta "sin fin" que la transportará a la estrujadora. En la tolva se analiza el fruto para determinar su estado sanitario y su contenido en azúcares y ácidos.

  4. Estrujado. La estrujadora rompe por presión el grano, pero lo justo para que no se rompan las partes duras del racimo (pepitas, raspones y hollejos) y contaminen el mosto. La pasta viscosa resultante se trasladada mediante diversos métodos a las prensas, evitando que entre en contacto con el aire para evitar una fermentación prematura de la fermentación.


A partir de aquí el proceso de elaboración sigue distintos pasos según el tipo de vino a elaborar:
 

  • Vinos blancos

  • Vinos rosados

  • Vinos tintos

  • Vinos espumosos


 

Vinos blancos

  1. Desvinado o separación de mostos. Tras el prensado la pasta con el hollejo y el raspón se traslada a las jaulas y se deja escurrir lentamente por gravedad o mediante prensas (preferiblemente neumáticas) se van realizando diferentes presiones, obteniéndose mostos de distinta calidad:
    Mosto yema, de flor o mosto lágrima: son los de más calidad, los más ligeros y finos, aromáticos, suaves y afrutados. Son logrados por gravedad.
    Primeras, segundas y terceras o mostos de prensa: son el resultado de presiones ligeras, medias y fuertes, respectivamente. A mayor presión, menor calidad.
    Cada una de estas calidades fermentará por separado dando lugar a diferentes tipos de vino. Con los restos que quedan en prensa se pueden elaborar orujos dulces o frescos o aguardiente de orujo.

  2. Desfangado. Para eliminar las partículas sólidas en suspensión se dejan reposar los mostos durante un tiempo para que se vayan depositando, por decantación, en el fondo del depósito. También se realiza este proceso de limpieza de forma mecánica.

  3. Fermentación. Es el proceso por el cual los azúcares que contiene el mosto se transforman en alcohol, por acción de las levaduras que, al quedarse sin aire, metabolizan los azúcares en alcohol y gas carbónico.


El control de la temperatura de fermentación, mantenida entre 18 y 22 º C, determina la cantidad de azúcar que queda en el mosto. La fermentación se desarrolla en dos fases, una tumultuosa y otra rápida, y dura normalmente entre 10 y 15 días. Según el contenido de azúcar se distingue entre:

· Vino Seco: no tiene más de 5 gramos por litro.
· Vino Semi-seco: tiene entre 15-30 grs/litro.
· Vino Dulce: más de 50 grs./litro

4. Trasiegos. Para eliminar los restos sólidos procedentes de la fermentación se pasa el vino de un recipiente a otro. Se somete a dos o tres trasiegos entre los meses de noviembre y enero (en Europa). Después se seleccionan los vinos según las calidades.

5. Clarificación. Mediante unas sustancias clarificantes se arrastran al fondo del recipiente los restos sólidos que todavía hayan quedado en el vino.

6. Filtrado. Con igual propósito se hace pasar el vino por un elemento poroso o una membrana, desde filtros de tierra hasta los modernos esterilizantes amicróbicos, para retener las materias en suspensión.

7. Embotellado. El vino se embotella para su comercialización.

 

Vinos rosados

La elaboración es similar a la del vino blanco, pero se utiliza uva tinta o una mezcla de blanca y tinta. Se usan solamente mosto yema y mosto primera.
1. Maceración. Tras la eliminación del escobajo las uvas se estrujan y se trasladan a un deposito donde el mosto se somete a una corta maceración en frío con el hollejo, sin que llegue a fermentar. Pasado ese tiempo el mosto toma color, entonces se realiza el "sangrado" o separación del mosto y la pasta sólida.
2. Desfangado y fermentación. Se realiza la separación de las materias sólidas del mosto del mismo modo que en los vinos blancos. La fermentación se lleva a cabo a temperaturas controladas para obtener vinos frescos o afrutados.
3. Remontado. El gas carbónico desprendido durante la fermentación empuja hacia arriba los hollejos que forman una barrera superior denominada "sombrero". Esta capa hay que ir remojándola con el mosto para activar la extracción de color. El hollejo debe removerse periódicamente, lo que se conoce como "trasiego".
4. Descube. Una vez conseguido el color en la maceración, el líquido se trasiega a otro depósito separándolo de las materias sólidas.
5. Fermentación maloláctica. En el segundo depósito finaliza la fermentación, en un proceso denominado fermentación lenta. En esta se transforma el ácido málico, fuerte y vegetal, en otro más suave y untuoso, el láctico, que confiere al vino finura y suavidad.
6. Trasiegos. Concluidas las fermentaciones, el vino se somete a diversos trasiegos y tratamientos de clarificación y estabilización.
7. Selección por calidades y embotellados en el caso de los jóvenes, o se pasan a barricas para la crianza en madera.
8. Crianza en barricas de roble: se realiza para los vinos de mayor calidad a los que se les quiere dar una crianza. La elección del tipo de roble (americano o francés) y el tostado de las duelas es muy importante. No existe un roble mejor que otro. Lo importante es la sabiduría del enólogo para realizar un ensamblaje adecuado entre el fruto y la madera.

 

Vinos tintos

La elaboración de los vinos tintos se realiza a partir del mosto de uvas tintas que no han fermentado junto con las partes sólidas de la uva (hollejo y pepitas). El proceso es el siguiente:
1. Despalillado. La pasta resultante del estrujado se lleva a un depósito donde se separa el grano del raspón para que durante la maceración no se transmitan olores y sabores herbáceos desagradables.
2. Fermentación. Los azucares se desdoblan en alcohol y desprenden anhídrido carbónico mientras las materias colorantes del hollejo se disuelven en el mosto.
3. Remontado. El gas carbónico desprendido durante la fermentación empuja hacia arriba los hollejos que forman una barrera superior denominada "sombrero". Esta capa hay que ir remojándola con el mosto para activar la extracción de color. El hollejo debe removerse periódicamente, lo que se conoce como "trasiego".
4. Descube. Una vez conseguido el color en la maceración, el líquido se trasiega a otro depósito separándolo de las materias sólidas.
5. Fermentación maloláctica. En el segundo depósito finaliza la fermentación, en un proceso denominado fermentación lenta. En esta se transforma el ácido málico, fuerte y vegetal, en otro más suave y untuoso, el láctico, que confiere al vino finura y suavidad.
6. Trasiegos. Concluidas las fermentaciones, el vino se somete a diversos trasiegos y tratamientos de clarificación y estabilización.
7. Selección por calidades y embotellados en el caso de los jóvenes, o se pasan a barricas para la crianza en madera.
8. Crianza en barricas de roble: se realiza para los vinos de mayor calidad a los que se les quiere dar una crianza. La elección del tipo de roble (americano o francés) y el tostado de las duelas es muy importante. No existe un roble mejor que otro. Lo importante es la sabiduría del enólogo para realizar un ensamblaje adecuado entre el fruto y la madera.
 

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